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Mostrando entradas de marzo, 2015

LAS TRIBULACIONES, INVENCIONES Y CAVILACIONES DEL PERIODISTA Y CRONISTA PEPELECHE, RECOLECTADAS POR EL INSIGNE AUTOR D. JOSEPH PINCHO.

    Cuentan las lenguas dignas de fe que Pepeleche, inventor de esta obra, se llamaba en realidad de otra manera, pero que en sus años escolares le fue impuesto por sus compañeros de clase el susodicho alias debido a las enormes gafas de pasta dura que se vio obligado a usar por causa de su gran miopía.     “ Gafitas cuatro ojos, capitán de los piojos”, le decían primero, pero cuando se cansaron de esa cantinela empezaron a llamarlo Pepeleche, a raíz de que un día el maestro de gimnasia le espetó la frase “Ves menos que Pepe Leche”.     A partir de ese momento, Manuel José Fernández Gómez fue rebautizado de por vida, gracias también a su aceptación de aquel mote, con el nombre antedicho.     Pepe creció feliz en su patria chica, el pueblo huelveño de Minas del Río Tinto, rodeado del cariño de sus padres y hermanos, pero con diecisiete años hizo las maletas y se asentó en la ciudad de Sevilla para estudiar la carrera de Periodismo.     Porque a nuestr

ELOGIO DE LA SONRISA

    Hay sonrisas que valen un Potosí. En el instituto donde doy clase hay una de ellas.     Vas por el pasillo o por una escalera con prisas, agobiado por el peso del calendario, cansado de madrugar y de intentar explicar en clase algo decente a quienes ni siquiera te miran a la cara cuando, de repente, te encuentras a veces con unos ojos radiantes de felicidad que destilan amor a la vida, los de una antigua alumna que aún recuerda momentos de mis clases de Literatura.     Y en ese momento, más allá de las máscaras que nos imponen las convenciones, en el encuentro de dos almas que se miran, gracias a la profundidad de esa preciosa sonrisa, la mañana se llena de luz. Es la suya sonrisa alegre que traspasa tu máscara de profesor adusto, que desarma tu ingrato papel de pastor del vociferante rebaño de los pasillos.     Te das cuenta entonces de lo difícil que es encontrarte hoy delante de tus ojos una sonrisa franca, sincera y abierta como ésa, heredada de sus

EL FRACASADO ASESINO PSICÓPATA SUICIDA Y SUS PARANOIAS PARA NO DORMIR (PESADILLA)

    El psicópata eligió un mal día para cometer el magnicidio en el instituto en el que sentía que le habían arruinado la vida.     Por fin podía poner en práctica las lecciones de miles de horas de videojuegos sangrientos. Lo tenía todo comprado en el mercado negro: granadas de mano, cuchillos de monte, lanzacohetes, fusil de asalto, pistolas...     Había calculado hasta el nanosegundo cómo debía actuar. Igual que un animal de presa que atacara sin piedad ni remordimientos de conciencia, debía ser rápido, mortal, insaciable en la matanza.     Pero se le olvidó un detalle, un minúsculo detalle que estropeó todos sus planes, minuciosamente programados desde hacía meses: aquel día el instituto estaba cerrado porque era el Día del Profesor.     Lo último que pensó justo antes de que aquella bala destrozase su cerebro de malnacido fue que, de nuevo, para su desgracia, igual que en tantas otras veces le había ocurrido en los exámenes del pasado, los cuales había