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Mostrando entradas de mayo, 2016

FOTOGRAFÍAS DE MIS ÚLTIMOS PERIPLOS

BODEGA DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA   PEÑA EL ERIZO (CÁDIZ) ESCALERA HACIA LAS NUBES MACETA EN UNA PARED  (ROTA, CÁDIZ) MAÑANA DE NIEBLA DESDE EL TREN RAYUELA DE UN APRENDIZ DE NÚMEROS TECHO DE HOJAS EN LA BUHAIRA (SEVILLA) TERMÓMETRO LOCO CALLEJÓN DE LA COMEDIA (SANLÚCAR DE BARRAMEDA) PÁJARO MUERTO LETRAS DE UN INEDUCADO UN ESPÍA EN EL VAPORCITO

EL CONDENSADOR DE FLUJO TEMPORAL (Microrrelato)

   Aquel escritor, J., insatisfecho con sus textos breves y con la época de crisis y de prisas en la que vivía, la cual no favorecía la creación demorada y sin tiempo que era propia de eras pretéritas, decidiose a comprar un artilugio que le anunciaban una y otra vez en la parte digital de su cerebro: el condensador de tiempo de la marca Fluzo.    Era una especie de máquina del tiempo, pero muy lenta. Lo que hacía era estirar espacios de tiempo muy breves y convertirlos en otros mucho más largos. Así, verbigracia, un minuto lo estiraba el artilugio hasta transformarlo en un día entero, o en un mes completo si era necesario.    De este modo, J. empezó a estirar sus minutos de ocio para dedicarse a escribir una magna obra literaria, por lo que se convirtió en un polígrafo moderno.    Sus haikus dieron paso a extensos poemas épicos; sus cuentos, a larguísimos novelones; sus entremeses, a enormes dramas; sus artículos de opinión, a vastos ensayos donde intentaba elucidar la