Ir al contenido principal

LA BRASA VIVA DEL MIÉRCOLES DE CENIZA






-->
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


Antonio Machado: final del poema A un olmo seco”,
de Campos de Castilla (1907-1917).



    En los primeros trinos de unos pájaros en el amanecer de hace unos días; en la luz que avanza conquistando las oscuridades de amaneceres y atardeceres; en la visión de la primera cigüeña; en el lento retroceso de las últimas toses; en el aumento imperceptible de la temperatura; en el abandono de la ropa más gruesa en el más profundo rincón del armario; en el encaje de los cuerpos, habituados al frío a su pesar durante tanto tiempo; en las hojas que el calendario va dejando caer en busca de la Resurrección; en las miradas, que dejan de enfocar al fondo de uno y de pronto encuentran al otro con su belleza; en el movimiento de las iglesias con sus hermandades; en las calles, más animadas y sonorosas que en los gélidos meses invernales; en las visitas cada vez más frecuentes a las playas; en las lunas llenas, que ahora son contempladas con arrobamiento y embeleso; en el amor, con su dulce melodía de colchones; en el gusto por la cerveza, degustada placenteramente a la temperatura perfecta en conversaciones sin prisa; en la belleza de la ciudad, de nuevo recuperada en deliciosos paseos vespertinos; en las nubes, ¡siempre las nubes!, que son mensajes de Dios a quien sabe leer sus rosas entrañas; en el tímido repiqueteo de las últimas lluvias en las ventanas; en los esplendorosos rayos que, en un solo instante, atravesaron el gris plomizo del cielo de ayer; en las yemas de las ramas de los árboles, aún ateridas pero con ansias de mostrar al aire sus brotes nuevos..., en todo ello juntamente has venido notando, intuyendo consciente o inconscientemente, poco a poco, día a día, desde hace semanas, en una iluminación por entregas, que ya está aquí, y que ha llegado para quedarse, la primavera.
    Y una vez más, en una nueva vuelta de la rueda del tiempo, te aprestas a apurar sus vísperas, temeroso de que se marchen sin que las hayas vivido intensamente.
    Acerca, pues, tus dedos al calor de la brasa viva del Miércoles de Ceniza. Mañana serás polvo pero hoy, al menos, te queda la dicha de estar vivo en la luz de las horas.
 

Comentarios

José María JURADO ha dicho que…
Querido José Manuel, esto es precioso. Un abrazo.
Gracias, José María, por tus palabras. Un abrazo.

Entradas populares de este blog

EL CALLEJÓN SIN SALIDA DE LA EDUCACIÓN

A mi compañero y amigo Paul Pongitore Soy profesor de enseñanza secundaria desde el año 1998. Empecé entonces como interino y dos años después me convertí en funcionario de carrera docente. He paseado mis libros por bastantes institutos de Andalucía. Creo que estos son avales de cierta experiencia en el terreno educativo para poder hablar de él. Como muchos de mis compañeros, he ido observando el paulatino deterioro de las condiciones de trabajo de los profesores en los centros educativos. Podría hablar largo y tendido de las exigencias cada vez más estresantes de una legislación educativa de lenguaje críptico fruto del buenismo más adocenado (cuyo último invento es el asunto de los criterios de evaluación); de la actitud de rechazo de parte de la sociedad a la labor y la autoridad de los profesores; quizás también podría hablar por extenso de nuestro intenso y pírrico esfuerzo, tan poco valorado por parte de la sociedad, que insiste en criticarnos por nuestras largas vacacion

FOTOGRAFÍAS ANTIGUAS DE LA SEMANA SANTA DE SEVILLA

    DENEGACIÓN Y AUSENCIA DE LA HISTORIA   La Semana Santa no había existido nunca. Es cierto que se celebró otros años. Pero auténtica existencia no tiene hasta este Domingo de Ramos. Las otras Semanas Santas pertenecen a la Historia, es decir, al recuerdo. Y toda memoria se va, desaparece con su cauda de tiempos y acontecimientos, ante el hecho sencillo de salir los nazarenos a la calle. La Semana Santa surge en resurrección de milagro, que olvidan referencias y avatares. Por eso la Semana Santa es incapaz de filosofía e historia. En estos días no se razona. Se siente nada más. Se vive y no se recuerda. La Semana Santa no ha existido hasta ahora mismo. Queda lejana toda cuestión previa. Inútil buscarle raíces teológicas o tubérculos históricos. Nace la Semana Santa en sí, para sí y por sí. Es autóctona, autónoma y automática. Nace y crece como una planta. Dura siete días y en este tiempo germina, levanta el tallo, florece, fructifica y grana. Acaba finalmente cuando el

¿POR QUÉ NO SE CALLAN LOS ALUMNOS DE HOY?

       Querido lector:     Cuando me preguntan algunos amigos por mi agotador trabajo de profesor, siempre terminamos hablando del mismo asunto: de la cháchara interminable de muchos alumnos que sucede una y otra vez mientras el profesor está explicando.     En mi época de estudiante esto no sucedía porque simplemente te buscabas un problema si osabas interrumpir al profesor con tu charla. Entonces funcionaba aún la fórmula del jarabe de palo, por lo que los alumnos -temerosos del regletazo - nos esforzábamos en portarnos bien, estudiar y hacer las tareas.     Era aquél un sistema en el que la autoridad del maestro o del profesor era incontestable y en el que la sociedad entera podía aplicar sobre ti la autoridad. Incluso cualquier señor desconocido podía tirarte de las patillas en plena calle si veía que estabas haciendo el gamberro.     Si tus padres se enteraban encima de que habías fallado en el colegio o en la calle, caía sobr