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DEL HORARIO ESPAÑOL


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    Querido lector:

    Hace unas semanas estaba yo viendo en la televisión el canal público de TVE, La 1, cuando de pronto anunciaron el estreno de un programa nuevo al día siguiente, ¡martes!, a las 00:05 horas.
    Aquello me hizo buscar información sobre los absurdos horarios que rigen en España.
    Como es sabido, tenemos en nuestro país una hora más de la que nos corresponde según el meridiano de Greenwich, y ello se debe a una decisión de Franco, quien en plena Segunda Guerra Mundial (1942) para sincronizar las actividades de Alemania con las de España y también para congraciarse con Hitler después de que Franco decidiese que España no iba a participar en la contienda, ordenó ese cambio, cuyas consecuencias perduran hasta hoy.
    En aquella época, Alemania impuso, como se ve muy bien en la magnífica película Suite francesa, su hora, la del huso central europeo, a Francia, decisión que fue seguida por cuestiones estratégicas por Reino Unido, Portugal y España. Hasta entonces en España nos habíamos regido por la hora que actualmente tiene Canarias.
    España, pues, abandonó el huso horario que le correspondía, el mismo que hoy tienen Canarias, Islandia, Irlanda, Portugal y Reino Unido.
    El meridiano de Greenwich, que desde la Conferencia de Washington de 1884 es la referencia a partir de la cual se establecen los husos horarios en todo el mundo, pasa por Castellón, por lo que al oeste de dicho meridiano queda la mayor parte del territorio español y, por ello, el país debería regirse por el huso horario de Greenwich.
    En 1945, tras el fin de la guerra, Portugal y Reino Unido volvieron al huso que tenían antes de ella. Francia no lo hizo, pues gran parte del país se sitúa en el huso central.
    Sin embargo, España, a pesar de su situación con respecto al meridiano cero, no volvió al huso horario anterior a 1942 (GMT+0), sino que se quedó en el huso decidido por Franco (GMT+1). Y así hasta hoy.
    Consecuencia de todo ello es que en España vivimos por delante de la hora solar una hora en invierno y dos en verano, al adelantarse la hora siempre a finales de marzo.
    La jornada la empezamos, por tanto, muy temprano y las tardes se alargan en exceso.
    A ello se añade el hecho de que nuestro clima y las muchas horas de luz de que disponemos hacen que salgamos mucho a la calle. Por ello cenamos muy tarde y dormimos menos de lo necesario.
    Aparte de esta cuestión, los horarios de las televisiones son demenciales. Los telediarios empiezan, salvo honrosas excepciones, a las 21:00 horas, con lo cual el programa posterior (ya en prime time) empieza no antes de las 22:00 horas.
    Sin embargo, en algo se ha avanzado: las series empiezan a tener menos duración (hasta hace poco las españolas doblaban la duración de las estadounidenses) y se avisa ya de cuándo un programa termina antes de las doce de la noche.
    Hemos pasado en pocas generaciones de una televisión de sólo dos canales a (sin exagerar) un modelo de veinte mil canales 365 días al año durante veinticuatro horas, igual que las farmacias de guardia permanente.
    Existe una plataforma por la racionalización de los horarios que demanda, entre otros asuntos, el adelanto del prime time en televisión.
    Además, es necesario un uso más racional de las inversiones en televisión. Las cuotas de pantalla de programas nocturnos, que son mínimas, deben hacer pensar que es absurdo emitir esos programas a horas intempestivas, sobre todo cuando cuestan un dineral a los contribuyentes. La redifusión, procedimiento usual tiempo ha, ni se contempla.
    Y, por último, y con esto acabo, ¿por qué no potenciar programas más baratos como, por ejemplo, un plano fijo de un bosque en diferido? Seguramente será más interesante que las miles de series policiacas con que se nos atosiga continuamente en todas las cadenas.
    Y ya puestos a tener poca audiencia, ¿por qué no planos de nidos de pájaros, los cuales no entienden de horarios y saben, por instinto, que tienen que irse a dormir cuando cae el sol?

Comentarios

Jesús Cotta Lobato ha dicho que…
La verdad es que no había pensado en casi nada de lo que has dicho y tienes más razón que un santo. Me sumo a la plataforma.

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