A mis queridos amigos de la
tertulia literaria Los Mercuriales
Esta es una
fotografía muy curiosa. En ella aparecen artistas y escritores en el "Antiguo
café y botillería de Pombo" (Madrid), los cuales celebran un homenaje a don
Nadie el 6 de mayo de 1922.
Aquel castizo lugar del centro de la capital de España, situado en el
número 4 de la calle de Carretas, casi esquina a la puerta del Sol, había sido
elegido en 1912 por Ramón Gómez de la Serna como sede de la que sería una de las más conocidas
tertulias madrileñas de la época, por la que pasaron los miembros de la
floreciente vanguardia.
Dicha tertulia
fue inmortalizada por “Ramón” en numerosos artículos y en publicaciones
como Pombo (1918) o La sagrada cripta de Pombo (1924),
y sobre todo por un famoso cuadro pintado por uno de sus integrantes, La
tertulia del Café de Pombo (1920), de José Gutiérrez Solana.
En el lienzo no aparecen todos los miembros de la tertulia. Solana
habla de este hecho en el epílogo de La España negra, donde dice que lo
lamenta, pero que habría sido imposible representar a todos los que asistían.
No obstante, inmortaliza (basándose en retratos fotográficos) a algunos de los
tertulianos más habituales, y de esta forma nos traslada a un momento singular
de la vida intelectual española de los años veinte y da a conocer los rostros
de algunos de sus protagonistas.
En el centro de la composición, aparece de pie Ramón Gómez de la Serna
(1888-1963), propietario del cuadro antes de que lo cediese al Estado. De
izquierda a derecha y por este orden, fueron retratados Tomás Borrás
(1891-1976), periodista, comediógrafo, novelista y autor de cuentos; Manuel
Abril (1884-1943), escritor, periodista y crítico de arte; José Bergamín (1895-
1983), poeta, crítico, ensayista y autor teatral; José Cabrero, pintor
santanderino y único de los personajes retratados por Solana sobre el que
apenas se dispone de datos; Mauricio Bacarisse (1895-1931), poeta, novelista y
ensayista; el propio autor, José Gutiérrez Solana (1886-1945); Pedro Emilio
Coll (1872-1947), escritor venezolano, y Salvador Bartolozzi (1882–1950),
pintor y dibujante.
Un dato curioso es que el cuadro esconde una pintura religiosa de un
altar, oculta bajo el craquelado.
La tertulia del café de Pombo
tenía lugar los sábados en el sótano del local, en la -llamada por los
tertulianos- “sagrada cripta de Pombo”. A dicho entresuelo se accedía por dos
puertas y constaba de cinco gabinetes y un salón central, comunicados todos por
unos arcos, sin dejar de ser independientes.
En el álbum de la tertulia tenía que firmar todo aquel que llegaba allí por vez primera, pero antes Ramón le decía las palabras “¡Diga usted su verdadero nombre!”.
Oficialmente
la tertulia finalizaba a la una de la madrugada, aunque en la mayoría de las
ocasiones el alba sorprendía a los tertulianos en medio de discusiones bizantinas
y etílicas. La velada finalizaba con la salida de Pombo y con tres vueltas de
rigor caminando alrededor de la Puerta del Sol, que figuraban en el reglamento
de régimen interno de la tertulia.
A Pombo llegó
un día Picasso vestido de gran Arlequín, con motivo del estreno
de su pantomima La gran parada, interpretada por los ballets rusos.
En Pombo el mejicano Alfonso Reyes, autor entre muchos otros
libros de Tertulia de Madrid, contó sus hallazgos históricos, como el
descubrimiento de que los ahorcados de la Plaza Mayor eran
desposeídos por sus verdugos de los zapatos, para que la gente que iba a
pisarlos, después de la ejecución, como signo de buena suerte, no pudiera
hacerlo.
Erudición, casticismo, vanguardia, irreverencia, experimentación y
humor, mucho humor eran las claves de aquellas reuniones, dirigidas por la
figura de Gómez de la Serna, introductor en España desde principios del siglo
XX de los nuevos movimientos de vanguardia europeos.
Vanguardia y casticismo unidos en grupos de tertulia que se enlazaban y
desenlazaban en las noches sin sueño de los cafés madrileños. En aquella época
Madrid estaba lleno de cafés a los que acudían legiones noctámbulas de artistas
en busca de fama.
Un asunto muy interesante es la relación entre vanguardia y tradición.
El propio “Ramón” , amante de las baratijas del Rastro y de los monólogos
absurdos, es un compendio de ambas vertientes. Un mes después de esta foto
estaría en Granada en la inauguración del Concurso de Cante Jondo. Don Nadie y
flamenco, vanguardia lúdica y el pozo de la tradición popular unidos
gozosamente en la misma persona.
En Pombo
tuvieron lugar numerosos banquetes de homenaje: a Fígaro, a Ortega
y Gasset, a Azorín, a don Nadie...
Precisamente hoy hablamos de la foto de grupo de este último: entre
dadá y surrealista fue el banquete solemne que en 1922 se dedicó a don Nadie,
representado por una silla cubierta con un paño blanco, en el cual se prendió
una condecoración imaginaria. Esta celebración dio lugar a una carta escrita
por Miguel de Unamuno, que no pudo asistir al acto: tras hacer el retrato
negativo del anónimo agasajado, acaba pidiendo su muerte.
En la imagen se puede distinguir, además de a “Ramón” (con el brazo
izquierdo apoyado en el asiento de don Nadie), a Valle-Inclán (en la segunda
fila, con barba y sombrero, junto a la mesa velador), al gran amigo de Gómez de
la Serna José Bergamín (detrás de la silla, con raya casi en medio, la cabeza
baja y los ojos cerrados), a Bagaría (con melena y lazo al cuello, sentado
detrás de “Ramón”, un poco a nuestra izquierda). Otros participantes en el
homenaje son Ortega y Gasset, Salaverría, Zuloaga y Solana.
Lanzo una
propuesta al aire: sería interesante hacer una investigación exhaustiva sobre
todos los rostros que aparecen en esta fotografía, porque es un verdadero
compendio de la modernidad artística española de los años veinte, fruto de la
unión gozosa de miembros de tres generaciones literarias como, por ejemplo, Valle
(grupo del 98), Gómez de la Serna (generación del 14) y Bergamín (grupo poético
del 27). Dicha investigación (ensayo, novela...) podría rastrear las relaciones
entre ellos (correspondencia epistolar), sus lugares de encuentro (los cafés en
que discutían y se reían del mundo, así como las revistas y libros en que
colaboraron)... Podría ser una curiosa visión de conjunto de una época
artística muy interesante que partiría simplemente de una fotografía.
No he encontrado el dato del autor de la fotografía, pero tengo la impresión de que pudo ser Alfonso Sánchez García, “Alfonso”, conocido periodista gráfico autor de imágenes de esta y otras tertulias madrileñas, así como retratista de importantes escritores de entonces.
Desde 1904 y hasta la apertura de su estudio en la calle Fuencarral en 1910, Alfonso había tenido instalado su laboratorio en su vivienda de la calle Carretas, la misma donde estaba el café de Pombo.
Desconozco también si la imagen apareció en alguna publicación
periódica del Madrid de entonces.
En la siguiente imagen extraída de Internet, que conservaba un servidor de ustedes entre las páginas del ya extinto boletín en papel Ramón (2000-2013), aparecen los cafés más famosos del Madrid de principios del siglo XX:
Aparte del reseñado, fueron muchos los banquetes-homenajes organizados en el café y botillería de Pombo con motivo de su centenario; algunos tan curiosos como el concurrido “Banquete a todos los pombianos por orden alfabético” (14-X-1920), el “Primer lectisternio pombiano” (17-X-1922) y el “Banquete de fisonomías y trajes de época o cena de antepasados” (13-2-1923), que se hizo coincidir con la fecha del fallecimiento de Larra.
El propio Gómez de la Serna fue objeto de un banquete pombiano
en 1918, al igual que lo fueron más tarde Tomás Borrás, Ortega y Gasset, Luis
Bello, Valery Larbaud, Grandmontagne, Díez Canedo, Unamuno, Giménez Caballero,
Bagaría y José Gutiérrez Solana, este último homenajeado el 5 de enero de 1921
por su libro La España negra (1920) y por su famoso cuadro La
tertulia del Café de Pombo (1920), ya mencionado.
Debo decir que, en el curso de la investigación previa a esta
publicación, he buscado en PARES (Portal de Archivos Españoles) referencias al
archivo fotográfico de Alfonso Sánchez, pero me he encontrado con la sorpresa
de que no aparece digitalizado. Sí aparecen referencias a su presencia en los
archivos del Ministerio de Cultura, pero no hay imágenes por ningún sitio. Una
carencia que, en mi opinión debe ser subsanada pronto, pues en esas imágenes
está compendiada la España de finales del siglo XIX y del siglo XX.
Más fortuna tuve en la web del Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía, que sí ha digitalizado imágenes fundamentales del archivo de este
reputado fotógrafo.
Quisiera, querido lector, en esta época carente de risas y abrazos,
haberte traído el aroma de aquella época de entreguerras en que se sacralizaba algo
que en parte hemos perdido: el arte de conversar y de reírse de todo, hasta de
uno mismo. ¿Quién dijo que los intelectuales de antes eran desabridos?
Por último, me gustaría incluir apariciones fílmicas de Ramón Gómez de la Serna que están disponibles en Internet:
·
https://www.youtube.com/watch?v=ImV7mBATAro
El orador (1928).
·
https://www.rtve.es/alacarta/videos/noticiario-cine-club/noticiario-cine-club/1570989/ Noticiario de cineclub (1930) A partir
del minuto 00:02:15.
·
https://www.youtube.com/watch?v=SpaUF2kpv_Y
Esencia de verbena (1930).
Saludos cordiales. Brindo por la vuelta de las tertulias, que tanta
falta nos hacen.
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