Fotografía de mi muy querido amigo Ramón Simón,
a quien dedico de corazón esta entrada lunar.
Niño llorando al fondo. Cables cruzados. Libros, cuadros, libros de cuadros, cuadros con libros... La cabeza dando vueltas entre los muros de la trastienda del artista, que sueña, que vuela, que imagina, que piensa, que siente..., que busca la libertad en cada hueco de su alma.
Son los restos de anteriores batallas artísticas los que usa para inspirarse, para juntar con ellos un ejército de palabras, de imágenes, de formas con las que atacar al fiero animal del tiempo.
La guerra no la ganaremos nunca, pero nos quedará al menos el orgullo de los guerreros antiguos: el de haber ganado las pequeñas batallas de los instantes eternos.
Salud, artistas. Con los restos de vuestro Arte, hermanos mercuriales, está escrito que otros querrán de nuevo vencer en la eterna guerra del hombre y el mundo, pero sólo vosotros seréis los que estaréis siempre en mi corazón hasta el último latido. Vale.
Comentarios
eres, eres "er mejor de er mundo mundial."
Preciosos el relato, magnífico.
Un abrazo
Mil abrazos
Querido Antonio:
Por supuesto que puedes reproducir en tu blog éste o cualquier otro contenido del mío. Espero conocerte a través de nuestro amigo común Ramón Simón.
Un abrazo mercurial.