Recuerdo cómo disfrutaba de niño intercambiando cromos de futbolistas con mis amigos.
Los álbumes los teníamos casi completos, pero a todos nos faltaba un cromo que se convirtió en un mito: el de Lev Yashin (para nosotros Yashín), "La Araña Negra", que fue portero del equipo de fútbol de la Unión Soviética años antes de nacer nosotros.
El hecho de no poder encontrar su cromo envolvió a aquel guardameta en la leyenda, engrandecida por el hecho de que ninguno de nosotros lo vio nunca jugar.
En mi infancia hubo otra frustración parecida: en un tebeo anunciaron un bolígrafo de plástico con forma de plátano. Había que mandar una moneda de cincuenta pesetas junto con la solicitud rellena a un apartado de correos de Madrid. Así lo hice, pero nunca recibí el "boliplátano". Aún lo busco cuando entro en alguno de esos bazares llenos de cachivaches multicolores.
"La Araña Negra", el "boliplátano"..., retales de mi infancia que nunca poseí pero que me traen aún a la memoria los deseos del niño que era entonces.
Comentarios