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El
viejo escritor soñó aquella noche que escribía que soñaba que
escribía que soñaba que escribía que soñaba que escribía.
Al
final del cuarto sueño, empezó a escribir que dejaba de soñar que
escribía que dejaba de soñar que escribía que dejaba de soñar que
escribía que él, joven escritor, dejaba de soñar.
Por
último, al término de aquellas idas y venidas por las galerías del
tiempo, acabados sus sueños de escritor, el hombre tuvo la certeza
de que él era, a su pesar, una persona real y no un personaje de
ficción, como tantas veces había soñado en los últimos tiempos.
El
despertador le hizo levantarse y buscar apresuradamente su libreta de
notas.
Esta
vez sí, esta vez (su última oportunidad), ganaría el concurso de
“microrrelatos” Lo
bueno, mejor breve con un texto maravilloso titulado “Sueños
de escritor (bucle)”: El joven escritor soñó aquel día que
soñaba que escribía que el viejo escritor aquella noche escribía...
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