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Mostrando entradas de diciembre, 2021
  EJEMPLOS DE ESTOICISMO PARA EL AÑO QUE ENTRA         Estimados lectores, imagino que ustedes (como yo) estarán más que hartos de recibir noticias apocalípticas relacionadas con el monotema de la Covid.       Es por ello que, teniendo en cuenta el hartazgo de Vds., me he permitido espigar, de la reciente edición del libro de Hans von Arnim Stoicorum Veterum Fragmenta (1903-1905), que es una compilación de hechos y dichos de los primitivos estoicos, dos episodios famosos. Les añado una nota referida al primero de ellos, extraída de la reciente edición de Los ensayos de Montaigne a cargo de don Adelardo Florispernil (editorial El Candil, Madrid 2021).       Como ustedes saben, el estoicismo es una escuela filosófica, fundada por Zenón de Citio en Atenas a principios del siglo III a. C., que promueve el autodominio para alcanzar la felicidad y la sabiduría.       Los estoicos propugnan que el ser humano no debe dejarse vencer por el deseo de placer ni por el miedo a la muerte.       El a

FELIZ NAVIDAD, QUERIDOS

    A la memoria de Ismael Yebra        Queridos lectores:        La semana pasada escribí sobre la belleza y la perfección técnica de la película 1917 , sin duda una de las mejores de los últimos tiempos.      En dicho escrito mencioné de pasada una escena bíblica conmovedora del filme: el militar inglés protagonista, que intenta llevar un mensaje a un destacamento que no es el suyo para evitar una carnicería, logra llegar de noche a las ruinas de un pueblo francés, donde es perseguido por soldados alemanes.      Al fin, casi desesperado, logra refugiarse en el interior de una casa. Allí descubre a una madre joven con su bebé.      Es un momento de calma en medio de la trepidante acción de la cinta, una escena mágica que el director Sam Mendes rueda con una poesía, un simbolismo y un detenimiento asombrosos.      El mensajero y la muchacha se muestran como seres atemorizados que, en medio de las atrocidades que los rodean, logran comunicarse a pesar de la dificultad de hablar dos idio

LECCIONES DE 1917

      Al niño de Canet de Mar   Es una historia sencilla: dos soldados ingleses deben cruzar la línea enemiga, despejada por una sospechosa retirada de las tropas alemanas, y llevar a otra parte del frente la orden de abandonar el ataque. No hay tregua para el espectador. El director Sam Mendes, en dos larguísimos planos secuencia, con algunos cortes sabiamente disimulados, nos va llevando por el infierno de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, en un viaje en el que el espectador se siente en todo momento un compañero de los dos jóvenes mensajeros. Es una película prodigiosa. Es, quizás, la mejor película de los últimos años. Sin embargo, la llegada de la pandemia ha hecho que se retrase esa justa valoración, que el público deberá necesariamente otorgarle conforme pase el tiempo. Sé que como crítico de cine, a diferencia de algunos otros conocidos por su furia, soy muy -o demasiado- entusiasta (uno es crítico en función de cómo es, en definitiva), pero no creo e

LA CARTA DEL BETIS A LEÓNIDAS BRÉZHNEV

    A mi primo Manuel         “Uno es bético y diabético, o sea, bético por partida triple”. Esa es una de las típicas frases que les suelto a mis alumnos para buscar el deshielo de los primeros tanteos al comienzo de cada clase. No se ríen nada más que los béticos. El resto, la mayoría sevillistas, me mira con ojos ciertamente de pocos amigos. Es curiosa la rivalidad entre Betis y Sevilla. Es como la de un matrimonio de ancianos que, a pesar de los berrinches acumulados durante tantos años, se siguen respetando, aunque sea desde la distancia. Soy bético, sí, pero un bético raro, igual que soy raro también en mis gustos cinéfilos o musicales. Me gusta la gente rara que hace cosas raras, como la de intentar meter una pelota en el fondo de una portería. Desde pequeño me gustó mucho el fútbol, aunque, debido a mi nula capacidad para manejar el balón con los pies, quedé relegado al decente papel de portero. Más de una gafa me partieron en el ejercicio de tan digna labor. Lo mío, más bien,

El profesor Criterial

         6-XII-2078          Decidí hace tiempo empezar un diario, pero las circunstancias me llevan a dejar escritas únicamente estas líneas. Sé que vienen a por mí. Ya no hay tiempo.        Hace años que soy profesor de instituto, concretamente del área de Literatura. Escribo estas líneas en una clase, mientras mis alumnos hacen, como es habitual, caso omiso del archivo de audio que les he puesto en la pizarra digital de último modelo. Prefieren aislarse en el mundo de sus terminales UNILINE (implantados en sus cerebros) antes que prestar atención al recitado de los poemas de Juan Ramón Jiménez o de Antonio Machado, grabados en el podcast de un antiguo programa de Radio del Estado Español.        Cuando empecé a trabajar en este oficio hace nueve años, nueve meses y veintinueve días, supe inmediatamente de sus dificultades, pero las actuales circunstancias me hacen pensar que ya todo está perdido.        La sacrosanta e implacable Ley me obliga a atomizar tanto el proces