
Creo que el concepto de COMPETITIVIDAD debe ser revisado. En todas las épocas históricas ha existido competitividad en todos los órdenes de la vida y pienso que en esta sociedad nuestra más que nunca. Los dos miembros de la pareja deben trabajar para pagar el "hipotecazo", pero no solo eso: las casas deben estar puestas de exposición como en las revistas de decoración, hay que hacer ejercicio, tener una salud mental de hierro, cultivar el cuerpo... y, entre muchas otras cosas, como si fuera una más, educar a los hijos. En fin, poco menos que hay que ser perfectos, y ese anhelo de perfección es lo que provoca múltiples ansiedades, depresiones, angustias y, en definitiva, carencias afectivas en los más pequeños. No es COMPETITIVIDAD la palabra correcta, sino EXIGENCIA. ¿Por qué no asumimos nuestras carencias? La Psicología moderna se empeña, por ejemplo, en curar todas nuestras obsesiones con terapias muy invasivas. ¿Por qué no dejamos correr el tiempo y que cada uno sea como es, con sus "caunerías" ("cá uno es cá uno, con sus caunerías")?
Considero que la base de una transformación radical de esta situación pasa por la concienciación, por parte del sistema económico, de que es beneficioso que el ciudadano medio posea una importante base cultural. Esa formación producirá en el consumidor una necesidad de consumo más alta que en el caso de consumidores con escasa base cultural (pensemos, sólo en el sector del ocio, en la cantidad de libros, películas, música... que consume una familia con un nivel cultural aceptable). Es decir, al mercado le interesa ABRIR EL ABANICO DE OFERTAS, que el potencial consumidor esté formado no sólo mediante la televisión (que en muchos casos es, por desgracia, la única vía de formación de espectadores que no leen ni saben relacionarse con su entorno inmediato).
Corrijo mi propuesta anterior: PROPONGO QUE EN LAS CADENAS DE TELEVISIÓN PÚBLICAS SE DEDIQUEN ALGUNOS MINUTOS AL DÍA A LA LECTURA DE "TEXTOS", sin ningún adjetivo: pueden ser literarios, científicos, económicos... Da igual, pues el objetivo será el mismo. Añado otra propuesta: QUE LOS MAESTROS Y PROFESORES CON EXPERIENCIA RECOJAN EN MEDIOS COMO ESTE SUS MÉTODOS, DECANTADOS POR AÑOS DE SERVICIO, PARA TRANSMITIRLOS A LOS NUEVOS COMPAÑEROS. Hoy hay una excesiva atención a la novedad en materia educativa, cuando en esta y otras materias está todo ya muy "inventadito": NIHIL NOVUM SUB SOLEM (¿seré un "carca" al expresarme en latín?).
Vivimos una época de desprecio de las Humanidades y el desprecio académico del latín es una de sus facetas. ¿Hay alguna ventaja de la enseñanza del latín? Síííííí: la ventaja de poder leer a los clásicos sin interferencias de traducción o el desarrollo de una conciencia lingüística, así como el desarrollo de un pensamiento abstracto muy útil a la hora de estudiar. El argumento utilizado para erradicar los estudios clásicos de la enseñanza media (quedan empero como reductos marginales, arrinconados en optativas) ha sido el siguiente: suponen un contenido conceptual difícil y, sobre todo, no son útiles ni prácticos los conocimientos que transmiten. Ni útiles ni prácticos... Aquí está la clave: la cultura está hoy más que nunca "mercadeada", reducida a una dimensión meramente práctica, mercantil, comercial, competitiva. No entran en esta sociedad "hiperespecializada" los estudios humanistas por la visión integral del hombre (y la mujer, perdón) que éstos transmiten. "¡Fuera las Humanidades!, ¡viva la especialización!", han dicho algunos, y muchos se lo han creído a ciegas.Faltan muchas cosas en esta visión tan pragmática de la sociedad: falta una verdadera pedagogía de la muerte (el fenómeno del jugador del Sevilla, Puerta, es digno de estudio: la gente no quiere reconocer la existencia de la muerte). La muerte es hoy sólo un espectáculo mediático que todo el mundo admite en televisión y no en su entorno inmediato, y aquí es donde podrían jugar un papel muy importante los estudios humanistas o clásicos por todas las enseñanzas vitales que transmiten desde hace siglos. Por otro lado, hay que enseñar a resaltar la calidad de un buen libro o de una carrera profesional adecuada. Es muy necesario ese conocimiento, sobre todo cuando vivimos en una época de relativismo cultural en que no hay límites morales ni de autoridad y cuando a quien los quiere aplicar se le considera un reaccionario.
Sin embargo, a pesar de que todo esté ya escrito e inventado, todo está por escribir de nuevo. Lo innovador de hoy puede que lo fuera hace miles de años, pero no debemos perder la ilusión de ponerlo en práctica.
OTRA PROPUESTA: ¿POR QUÉ NO REALIZA ALGUIEN UN DOCUMENTAL SOBRE LAS IMPRENTAS ANTIGUAS? ES UN TEMA CULTURAL APASIONANTE QUE, BIEN REALIZADO, PUEDE RESULTAR INTERESANTÍSIMO.
Comentarios