Estimado lector:
Los dos últimos años he presentado manuscritos de novelas a un prestigioso premio de narrativa en español, pero no he sido agraciado por la fortuna (o sí, pues es sabido que Dios escribe recto con renglones torcidos).
Como uno escribe para ser leído, les dejo aquí esas dos novelas por si a ustedes les apetece hincarles el diente. De cada una de ellas les dejo un breve comentario.
Una novela imposible: es mi primera novela, la más imperfecta, la más libre de todas y al mismo tiempo la que más tiempo he retocado. Le tengo mucho cariño. No recuerdo cuándo empecé a escribirla, pero fue antes de casarme, cuando andaba liado en el proceloso mundo de la preparación de oposiciones, a finales del siglo pasado. Les ruego que sean benévolos con ella.
Hilos de luz en la umbría: esta novela la escribí en el verano de 2020. Se me hizo muy pesado acabarla: la extensión de páginas que me exigían las bases del premio literario se me atragantó y al final tuve que completarla con refritos de otras épocas. Cuando el escritor se ve sometido a condicionantes como ese, pierde espontaneidad y se siente oprimido, sin libertad (tuve que escribir la novela en aquel primer año pandémico para darme cuenta de esta verdad incorruptible).
Nada más. Tengan ustedes un buen día. Un cordial saludo.
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