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DECÁLOGO IMPOSIBLE DE LA FERIA DE SEVILLA

 

 


 

    Los ingleses se divierten por dentro, y los españoles nos divertimos por fuera.


JULIO CAMBA.

 

1. En la Feria de Sevilla no se puede demostrar el principio de la impenetrabilidad de los cuerpos humanos porque…, ¡Niño, acuérdate de mis tortillas!, “Sí, esto es un horror: para venir y para irse, sobre todo para irse. Porque el problema es que yo me quiero ir antes de llegar y no veo la hora luego de empezar a irme. ¿Cómo? No te oigo… ¿La hora ideal para empezar a irse de la Feria? En cuanto llegas, jajaja, no hombre: sobre las siete de la tarde más o menos…”. 2. En la Feria no existe el tiempo porque… “Oye, ¡qué bien estamos aquí! ¿Cuánto hace que no nos vemos?” Mis tortillas, hombre… Sí, una francesa y la otra con espárragos. Las pedí hace media hora. No, no te preocupes, si algo tengo es tiempo. Además, aunque quisiera no podría moverme… 3. En la Feria de Sevilla todo el mundo toma rebujito pero… Pues oye, chico, ¿qué quieres que te diga? A mí me gusta, sí. Yo no puedo tomar mucho porque soy diabético y me sube bastante. El azúcar quería decir, claro. Aunque un día es un día, de algo hay que morir y dentro de cien años todos calvos, por supuesto. ¿Bético has dicho? ¡No, diabético! ¿Pero tú no eras del Sevilla? Yo soy bético y diabético, o sea, bético al cubo. ¿Y el nuevo papa? ¿Será bético? Sí, ya lo han elegido, mira, mira, está saliendo ahora mismo al balcón de la basílica de San Pedro. Mira, Juani: se parece a tu tío Antonio. ¿Qué dices? 4. En la Feria de Sevilla se cantan muchas sevillanas pero… ¿Pero qué? Pues que no es una tradición viva: la gente ya no va por la calle silbando o cantando como antes. La prueba está en que en muchas casetas, a partir de ciertas horas, lo que suena es música de reguetón. Un horror... En ese sentido, los irlandeses, que dicen que se parecen mucho a nosotros, conservan viva su música tradicional, porque beben una y otra vez de la misma fuente, que se renueva constantemente. ¿Tú qué bebes? ¿Manzanilla? Como un señor, tú sí que vales… 5. En la Feria de Sevilla se deja uno la cartera porque… ¡Anda ya! Si es una fiesta de precios muy populares. Con decirte que en mi caseta las jarras de rebujito, que son pimpladas a velocidad de cohete supersónico, cuestan solo tres veces más que en la calle. Pero eso no es lo peor, hija: lo peor es que, para conseguirlas, tienes que dar más vueltas por la caseta que qué, pero… Pero Aníbal, ¿dónde están mis tortillas? ¿Habéis ido a comprar la gallina? 6. En la Feria de Sevilla todo el mundo sabe beber… “¡Vamos a beber una y otra vez...!”. Pues no veas la que hay montada en redes sociales con la etiqueta #GordaLaLlevo. Pero es que graban con el móvil a tíos que llevan una papa indecente y lo cuelgan al nota sin pixelar en las redes. Y ahí te ves a mi jefe, director territorial de una importante empresa de vitrocerámicas, en boca de todo el mundo. No hay derecho. Oye, ya que hablamos de papas ¿Algo nuevo de León XIV? Sí, me dice por WhatsApp mi primo, que lo sabe todo, que el nombre es muy significativo, porque quiere que nos fijemos en la obra de León XIII, que fue un papa que se preocupó por las condiciones de vida de los obreros. Para duras condiciones, las de los caseteros. ¡Anda ya! Pero si estos tíos ganan esta semana un dineral. 7. En la Feria de Sevilla no puede uno embolicarse en las conversaciones porque ya se sabe que, a partir de una determinada hora feliz… Que no, tío, que el Betis va a ganar hoy el partido, te lo digo yo. Vamos a ir a la final y la vamos a ganar, con dos arrempujones. Oooooole mi cuñao, ole tú. 8. En la Feria de Sevilla no puede uno perderse los momentos de arte, pero… Cohone, pero es que para encontrar un momento de arte puro, de duende en medio de este totum revolutum hay que venir entrenado de casa. ¡Hombre, por fin, la tortilla de espárragos! Sí, falta una francesa. Y unos piquitos, Aníbal, anda. Ojú, esto está más frío que el culo de un pingüino. Sí, apúntamelo al 35. Ahora vengo. Coño, ahora va a empezar la actuación del grupito y tengo que dar un viaje de ida y otro de vuelta. Con la de gente que hay aquí ahora, a ver cómo me las compongo. No pierdas la sonrisa de que te lo estás pasando lindamente, pero se acercan las siete de la tarde y en este momento estás no se sabe si merendando o cenando con la mente puesta en la cola que te vas a encontrar para coger el autobús circular. Pero mañana otra vez está aquí el tío, a pesar de que tenga que madrugar y trabajar, pero eso será otro día. ¿Cómo? Sí, cariño, ya sé que está fría, pero ¿tú sabes la gente que hay allí en la trastienda de la caseta? No dan abasto, como siempre. 9. En la Feria de Sevilla uno es feliz por unos días, deja a un lado las preocupaciones, se olvida de las exigencias del calendario… ¡No me digas que va perdiendo el Betis! Bueno, por lo menos no lo estoy viendo. Sí, ahora van a empezar a cantar. Son de Jerez y me han dicho que son muy buenos. ¡No, por Dios! Reguetón fuerte en la caseta de al lado, me suena la alarma de hiperglucemia. Se me acumula el trabajo. Me tengo que pinchar la insulina. A ver cómo. No pierdas, guapo, la sonrisa de que te lo estás pasando estupendamente. Me llaman. Voy a por la tortilla francesa. Aprovecho y me pincho en el baño. Ha empezado el grupo. ¡Hombre, cuánto tiempo! 10. Micción imposible. Este es mi meomento. Pedazo de cola para el baño. Joder, pues no puedo aguantar mucho más. En fin… Sí, ahora recojo la tortilla (llevo esperándola una hora y ahora el tío me mete prisa). Ufff, menos mal. ¡Qué liberación! Por fin en casa.

Hasta el año que viene, si Dios quiere.



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