Los hombres no se definen por sus trabajos, sino por las actividades en que emplean su tiempo de ocio. Lo malo es que en la sociedad actual el ocio no existe salvo como objeto de lujo y, por otra parte, convertido en tiempo de compras y no de reflexiones. ** Hay que cambiar pronto los diccionarios : El desarrollo tecnológico ha hecho que actividades tradicionales (y con ellas las palabras que les eran propias) hayan desaparecido. Por otro lado, el vocabulario de las nuevas generaciones -según varios expertos- es cada vez más escaso, impreciso y simple. Es de suponer que los diccionarios del futuro (si es que llegamos a él) estarán llenos de vocablos del ámbito científico-tecnológico y se habrán perdido miles de voces procedentes del ámbito de las Humanidades: endecha, soneto, gárgola, metopa, claroscuro, librepensador, humanismo, reflexión, crítica, juicio, ensayo... y otros términos parecidos cuyos sentidos no serán ya de utilidad práctica al hombre del mañana, supuestamente más libre...