♣ Luis Cernuda, uno de los mejores poetas del siglo XX en español –injustamente valorado a estas alturas-, tras la publicación de Donde habite el olvido (1932-33) se ruborizó al comprobar el extremo de desgarradora sinceridad que habían alcanzado sus versos, como bien demostró la profesora María Eva Rey en una reciente conferencia a la que asistí como invitado. Ese pudor extremo, propio de muchos escritores, se debe a que, mientras escriben, su obra es un depósito de emociones que consuela y reconforta, es una triaca que restaña sus heridas. La escritura es un proceso de diálogo del escritor consigo mismo, en una puesta en claro de sus tinieblas, al que se invita más tarde al lector como espectador. Al publicar, las palabras del autor, que habían sido para uno, son entonces para los lectores, hasta entonces una referencia envuelta en la indefinición. Las ideas se vuelven tinta sobre el papel y salen a la luz pública, expuestas a la crítica general acerca de ellas y de quien la...